La puesta en escena de la pintura

Premio Matisse

Embajada de Francia y

Museo de Arte Universidad Nacional de Colombia

Año 1994

Matisse resolvió sus dudas acaerca de la prioridad entre dibujos y pintura por medio de los legendarios cus-outs, papeles color cortados con unas simples tijeras. Aunque el primero de ellos fue realizado en 1938 (una bailarina) y el mayor número, entre 1949 y 1950, Matisse encontró en estos papier découpés la fórmula largamente buscada, aquella que lo liberara de una lucha formal interna, para nada ajena a cualquier artista que trabaja en la bidimensionalidad.

 

María Fernanda Zuluaga quiere en la presente exhibición rendir un homenaje a esa pelea intelectual, de un lado; y exorcizar ella misma el dilema de su trabajo, de otro. Con inteligencia visual y sencillez conceptual, Zuluaga retoma el camino de Matisse: comienza con dibujos donde lo importante es la exploración de zonas espaciales como constructoras de la composición (Habitación blanca, Carreteras), pasa por pinturas que examinan todo el poder seductor de los planos de color (Habitación amarilla, El puente) y termina con estructuras tridimensionales blancas que mezclan la esencia formal del dibujo (línea y espacio) y de la pintura (color y atmósfera perspectiva), reforzadas por un "arcoiris" de fibra óptica, que en un minuto nos hace recorrer su espectro colorístico (Ecos recortados).

 

En los Ecos recortados, Zuluaga elabora un delicado pero compacto híbrido visual, muy cercano en espíritu a los paiper de Matisse. En él, los 'huecos' recortados en la madera nos permiten ver una versión fragmentada, en blaco y negro, de una de las más bellas pinturas de Matisse, La bonheur de vive (1905-1906), en la archifamosa 'Colección Barnes' de Merion, Pennsylvania. Los vacíos silueteados se comportan como pantallas que transmiten una información truncada pero veraz; la fibra óptica, con su ciclo cambiante, nos remite, entonces, a un sistema de color que asemeja más un mundo virtual que uno real. Que, en el fondo, fue lo que persiguió Matisse con sus papeles recortados.

 

El resultado es tan matissiano como posmoderno: uno se siente fuera v dentro de la estructura blanca, como un astronauta que se maravilla ante lo que ha dejado atrás. En 1946, Matisse, quien muchas veces se comparó él mismo con un piloto de avión cortando formas a través del cielo inmenso, escribió:

 

"Encantado por la luz, muchas veces he abandonado mentalmente ese pequeño espacio que rodea mi tema que, parece, era lo suficiente para los pintores del pasado... para soñar con un espacio más allá de mí mismo, más allá de temas, estudios, aun de casas, un espacio cósmico en el cual uno sienta las paredes como las sentiría un pez en el mar”.

 

María Fernanda Zuluaga, en una situación más modesta, recrea ese espacio cósmico por medio de un viaje visual sencillo y nostálgicamente tranquilo. De cierta manera, ella nos convierte en el paseante espacial de una estructura feliz.

 

 

JOSE HERNAN AGUILAR

Texto del catálogo de la exposición.

mf.zuluaga20@gmail.com