Quien entre a la exhibición instalada en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, por la maestra María Fernanda Zuluaga y dos de sus estudiantes - Nicolás Rueda y Javier Vela-, encontrará un espacio pleno de sentido. Tanto en el orden poético como en el de la formación artística, «Espacios de luz» es, en principio, resultado de una beca de apoyo a la creación ofrecida por la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia, y, como tal, articula los procesos de investigación de una artista y profesora plenamente consagrada con las dinámicas de educación profesional de dos creadores en ciernes, cuyo resultado no solo es impecable en el plano estrictamente plástico, sino complejo e intenso en el plano de la construcción pedagógica de subjetividades críticas e innovadoras.

 

Zuluaga, que inició su trabajo como docente a principios de los años noventa, logró establecer una ruta de continuidad a su propio proyecto, al mismo tiempo que instauró un ámbito de diálogo horizontal y de exploración ético-poética con sus estudiantes, al presentar «Espacios de luz». En muchos sentidos, ella ofreció su sensibilidad frente a la naturaleza, foco central de sus preocupaciones como artista en los últimos años, como pivote pedagógico para la indagación del material iconográfico, ecológico, literario y conceptual que los ocupó desde finales del 2016 hasta el día de hoy.

 

«Espacios de luz» tiene sus más inmediatos antecedentes en los proyectos expositivos presentados por la profesora Zuluaga en 2015 («Paisaje animal», Fundación Faro del Tiempo) y en 2016 («Otras arquitecturas», Museo de Arquitectura Leopoldo Rother de la Universidad Nacional). Sin embargo, su origen también puede evidenciarse en muestras presentadas en 2010 («Claro de bosque», Museo de Arte de la Universidad Nacional, y «Ser aire», Museo de Artes Visuales de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano) y en 2012 («Jardín, paisaje interior», Museo Leopoldo Rother).

 

En esta ocasión, a diferencia de los dos últimos proyectos, en los que centró sus intereses en las dimensiones éticas y plásticas de la etología de ciertas especies, María Fernanda Zuluaga se ha volcado en la historia natural de su propio jardín. Allí, con sus estudiantes, encontró un universo habitado por seres con una personalidad fuerte, definida, situada en medio de una compleja intimidad, que se abre a la filosofía, la historia del arte y de los jardines y a la propia ecología. Lo hace de la mano de conceptos que vienen del pensamiento de Gottfried Leibniz, cuadros de René Magritte e imágenes literarias y reflexiones del poeta y jardinero medieval Walahfrid Strabo.

 

Texto de sala de la exposición en la FUGA.

WILLIAM ALFONSO LÓPEZ ROSAS

Instituto de Investigaciones Estéticas

Universidad Nacional de Colombia

Espacios de luz

Fundación Gilberto Alzate Avendaño

Año 2017

María Fernanda Zuluaga

mf.zuluaga20@gmail.com