Copxister

Cámara de Comercio de Bogotá

Año 2008

En la actualidad, presentar una muestra de pintura supone simultáneamente defender la permanencia en la escena contemporánea de un medio que en muy importante medida se juzga inválido o anacrónico, debido a que se entiende que formas expresivas surgidas en contradicción con sus posibilidades han ocupado el lugar que le correspondía; y ello, con potencialidades que han rebasado sus constricciones.

 

El primer argumento en contra de esa concepción lo constituye el hecho de que es la óptica desde la cual se asuman los medios, por cuestionados que se encuentren, la que les otorga o resta actualidad y pertinencia. En ese sentido, en arte resulta impropio invalidar opciones expresivas por una simple razón temporal. Artista es precisamente el sujeto capaz de reinventar con significación, tanto estructuras como imaginarios, a partir de materiales y oportunidades que para otras miradas no existen o resultan insuficientes o destetas, con lo cual se resementizan orientaciones olvidadas, descuidadas o petrificadas.

Es claro entonces que no es la existencia de nuevos medios perse lo que sitúa en un lugar distante y superado a las formas expresivas que los precedieron. Es la eficacia y dimensión con que ellos se pueden interpretar lo que logra abrir nuevos horizontes, en los que además se haga posible edificar propuestas con sentido, ante las cuales las voces que ellos niegan o contradicen se reconozcan debilitadas o superadas.

 

Si bien es cierto que en el desarrollo de esta clase de acontecimientos hoy son muchos los órdenes pictóricos que se pueden juzgar históricos, ello no anula la sobrevivencia de la pintura y menos aún niega el lugar central, que como generador de pensamiento visual le corresponde en el arte que se ha producido desde hace más de un siglo. Son pocos los artistas que mantienen un pensamiento en esa línea, pero a través de sus propuestas se hace claro que hay aspectos del lenguaje visual que, además de que sólo son propios de la pintura, resultan de básica atención al pensamiento artístico en general (como pueden ser la formalidad y la poética de su estructura y color).

 

No es arbitrario afirmar que, en su desarrollo y en el fortalecimiento de sus complejidades, muchos de los procesos expresivos que se han fundamentado o alimentado en recursos tecnológicos se han extraviado en la valoración del propio medio debido al olvido y en ocasiones, al desconocimiento de asuntos básicos de la imagen, cuyo conocimiento a profundidad ha sido soporte fundamental en la conquista de la maestría para artistas centrales de la historia. No es ilógico concebir entonces que una comunicación equilibrada y de orden dialéctico con las fuentes y con el pensamiento estructural puede representar ventajas para el desarrollo actual de la imagen en medios diversos.

 

María Fernanda Zuluaga es uno de esos creadores que a lo largo de su carrera ha permanecido explorando alternativas para mantener presente a la pintura con razones de fondo en el escenario contemporáneo. Muchas veces ha trabajado en el ejercicio puro del medio, en ocasiones con el apoyo de otros lenguajes, bien como complemento o como extensión pictórica y también como asunto estructural. Su obra por lo general, sin acudir a retóricas, ha variado entre el clásico soporte bidimensional y los espacios instalados, sin detenerse en reparos sobre la contemporaneidad de la disciplina, sino guiada más bien por una intuición sobre lo que precisa la imagen en el presente, y así ha logrado aclarar, desde la propia imagen, la actualidad y necesidad del medio.

 

En la propuesta de esta artista pintura y dibujo pueden presentarse en un solo cuerpo de manera autónoma o integrada, contenidos en un soporte o expandidos en el espacio, trazados con medios tradicionales o referidos como metáforas a través de materiales diversos. Para ella la cuestión de ser o no ser bidimensional no constituye una de las restricciones del medio, pues es claro que en dos dimensiones y en la extática de la imagen también es posible referirse a lo multidimensional de la realidad. En ello consiste también la reinformación del medio en saber reconocer e incluir aspectos de lo real que se descubren a través de muy diversos mecanismos.

 

Un juego de este orden es el que despliega Copsixter, denominación que, en su primer lenguaje, una niña otorgó al universo de hechos y entendimientos que reconoció como existencia. En él, todo cuanto se advertía a partir de imágenes o concepciones pasaba a integrar inmediatamente un constructo cuya creciente complejidad no dejaba de perder levedad a causa de su aprehensión lúdica.

 

Hay una enorme consecuencia en esta aproximación primera e inocente de adentrarse en lo real con el trabajo que ha desarrollado la artista. En su obra, en la misma manera en que el discurso sobre la contemporaneidad de otras formas no ha sido una limitante para reinventar a la pintura ni para seguir ampliando un sentido en su territorio, tampoco la tendencia política, teórica, realista o acusatoria del arte contemporáneo ha constituido una preocupación. Desde otro lugar, y con la mirada atenta a los sucesos que alteran el mundo formal, María Fernanda Zuluaga ha cultivado el entendimiento, hoy escaso, en el arte como espacio de celebración y trascendencia.

 

María Iovino

María Fernanda Zuluaga

mf.zuluaga20@gmail.com