Canto a la noche
Galería Doce Cero Cero
Año 2025
Canto a la noche
En esta obra María Fernanda Zuluaga articula consideraciones diversas que ha madurado a la luz de las investigaciones, reflexiones y experimentaciones en las que ha apoyado su proceso creativo durante más de tres décadas de trayectoria artística y académica. En este período la artista se ha concentrado en el discernimiento de los lenguajes de la naturaleza en los cuales profundiza en sus rutinas de jardinería y de taller, al igual que en frecuentes recorridos por bosques o por parques y zonas de reserva. Su fascinación por las lecturas de las ciencias le ha permitido ampliar y profundizar también, observaciones y anotaciones con las que incrementa el vocabulario de sus imaginarios.
Paralelamente, la artista se ha propuesto comprender las potencialidades y manifestaciones del espíritu, guiada tanto por su propia práctica espiritual y creativa como por distintos campos del conocimiento, entre los cuales el legado de artistas -históricos y contemporáneos- y el de grandes filósofos y místicos ocupa un lugar especial. En este territorio de lo espiritual sus planteamientos examinan por supuesto las implicaciones de la mirada femenina en la configuración de lo real. Entre otros aspectos, la maternidad ha sido intensamente trabajada por María Fernanda Zuluaga de manera esencial, integral y abstracta y a partir de sus experiencias y aprendizajes como madre y como hija. Los interrogantes y discernimientos que ha elaborado la artista acerca de la significación de las manifestaciones del tiempo han surgido siempre del encuentro responsable con la experiencia personal, que es la motivación válida y honesta que conduce al esclarecimiento de lo verdadero.
De la misma forma María Fernanda Zuluaga ha persistido en la exploración expresiva de la pintura y del dibujo y, en tanto, sus proposiciones también representan aportes a la discusión sobre la permanencia de estos lenguajes plásticos a través del tiempo. Su ejercicio continuo con las dinámicas de las estructuras armónicas de la existencia es simultáneamente una indagación sobre las posibilidades de representación y de expansión de los medios bidimensionales: el dibujo, como la expresión más básica e inmediata del universo representativo y la pintura como testimonio de lo sinfónico y complejo. En consecuencia la artista trabaja con igual destreza en el ámbito lineal y monocromático que en el universo colorístico.
En su generación, María Fernanda Zuluaga es una de las artistas colombianas que mayor conocimiento revela sobre riqueza cromática igual que sobre el diálogo filosófico entre pintura y dibujo, el cual de hecho, es uno de los soportes de este proyecto. Los bocetos que trazó para la ejecución de las pinturas se concluyeron con posterioridad a éstas. De esta manera en Canto a la noche conviven dos ejercicios estructurales que intercambian búsquedas, hallazgos y conclusiones. La inclinación por la música, por el estudio del piano y por la obra de Juan Sebastián Bach, que es uno de los componentes más notables de este trabajo reciente de la artista, es una respuesta lógica a su comprensión de las artes y de sus posibilidades de conocimiento del mundo, así como de comunicación de sus leyes y comportamientos.
A pesar de que el enfoque espiritual, intelectual y creativo de María Fernanda Zuluaga sintonice con las proposiciones más apreciadas en la actualidad, a lo largo de su carrera la artista ha navegado a contracorriente. La entereza con que ha llevado su búsqueda le ha permitido resistir en la indagación de las intuiciones y empatías que la impulsan, antes que declinar ante la fuerza dominante de las opciones críticas y políticas que durante décadas han contado con la mejor valoración intelectual. La artista se encuentra entre los creadores que entienden que el arte tiene la misión de detectar y hacer visible y sensible a la versátil infinitud de formas en que se manifiestan la belleza y la armonía. Es esa revelación la que posibilita hacer de la vida una oportunidad celebrativa o asegurar, como lo hizo Frank Lloyd Right, que es imposible que exista otro paraíso distinto a este que nos rodea o que lo que se extiende después de los cielos sea más impresionante o bello que este lugar.
Solo los espíritus delicados y contemplativos logran develar esos espacios y hacer llamados inspiradores para transitarlos y ocuparlos, para hacer de ellos la alternativa capaz de combatir a la ignorancia, al maltrato, al daño y al conflicto. Esperanza y fe son sentimientos claves en los que persevera el proyecto de María Fernanda Zuluaga. Lo son, no por negación o desconocimiento de los panoramas dramáticos, si no porque entiende que a ellos se llega como consecuencia de creaciones erradas, que han malentendido o desatendido el desempeño sistémico de la vida. Canto a la noche aborda precisamente la infinita posibilidad de que ocurran hallazgos luminosos en situaciones de extravío. En la penumbra del bosque son los puntos luminosos los que evidencian la existencia de dinámicas admirables y deseables que se descubren en silencio observante, desprevenido, desarmado.
Mientras se ejecutó esta obra, la mirada atenta de la artista logró percibir la sutileza de la danza de un colibrí que visitó, a diario y durante tres meses, el árbol que abriga la ventana de su taller en Bogotá. Descubrió una escritura melódica en su movimiento. Absorta en el espectáculo ofrecido por la criatura, la artista registró la métrica y la rítmica de sus saltos y de sus giros, la lógica de sus recorridos, en los cuales percibió también conexiones con otros árboles, con bosques, con fuerzas telúricas y celestes. Las lecciones compositivas ofrecidas por el Aria de las variaciones Goldberg de Bach se convirtieron en un recurso maestro para detectar la estructura del acontecimiento. Lo propio ocurrió con las penetrantes observaciones de Thomas Mann en La Montaña mágica. La artista recurrió nuevamente a este coloso de la comprensión del tiempo como uno de los maestros que hace patente, de manera concluyente y poética, la ocurrencia múltiple y orgánica de eventos diversos y desiguales en un mismo instante. Así mismo Thomas Mann volvió a ser para la artista la fuente en la que se hace diáfano cómo ocurre la sintonía entre los tiempos artísticos. En su caso literatura y música, en el de la artista pintura y música. Mientras tanto, el músico, poeta e intelectual Ramón Andrés acompañó la comprensión del rumbo que marca la música hacia el sosiego y la de la manera en que ésta expresión refugia y rescata.
Entre otras fuerzas acompañantes de este trabajo destacan la obra filosófica del del sur coreano Byung-Chul Han, amante declarado de la naturaleza, del jardín y del piano, intelectual comprometido con la espiritualidad -como la artista- y observador radical de las problemáticas del presente. También alumbra el recorrido de este proyecto la presencia del estremecedor libro de la escritora colombiana Mariana Matija, Niñapájaroglaciar, el cual nos detiene maravillados, conmovidos y preocupados ante el universo, tan innombrable como interdependiente, al que la inconsciencia ha agraviado. Este manifiesto de amor a la naturaleza, compasivo con la existencia y crítico con la inobservancia y la indelicadeza, a pesar de comportar un alertador y muy femenino mensaje ecológico, es imposible de categorizar, como lo es la obra de María Fernanda Zuluaga.
Al encuentro con el bosque de María Fernanda Zuluaga podría nombrársele árbolpájaromúsicaimagengalaxia o con otra fusión de palabras referidas a seres, expresiones del mundo natural y empatías que también laten en su centro. Esta obra también puede leerse como una indicación más de que existencia es una palabra completa que encierra en una cifra a todas las creadas para nombrar lo conocido y también, a las que están por crearse para enunciar lo que aún no se ha visto.
En ese sentido es preciso destacar la influencia que ha ejercido Ralph Waldo Emerson en la afinación de la práctica contemplativa en la que la artista constata la interconectividad y el flujo de las verdades sin tiempo y sin espacio, entre las que destacan la bondad y la belleza.
María Iovino
mf.zuluaga20@gmail.com